La habitación está vacía, las sábanas están remendadas, los restos de una noche aún flotan entre las cuatro paredes de color crema. Consumiéndose lentamente, como un cigarrillo al que nadie le da caladas, lentamente, descomponiéndose en ceniza. La puerta abierta, y los rastros de cómo ella había conseguido ir hasta el balcón.

–Un día te arrepentirás de haberme abierto las puertas de tu cama y tu habitación –le dijo.

Las cortinas ondulaban, y los restos de las sonrisas aún en la memoria de ella, que apoyaba sus brazos en la balaustrada, con la cabeza hundida, el pelo tímidamente colocado detrás de la oreja, de color ceniza, ondeando ante la brisa matutina de cada mañana. Con el bullicio de la cuidad bajo sus pies, con las luces del alba despertando a los ciudadanos, con los restos de café consumidos en el fondo de la taza que sostenía ante el vacío.

–Acepta la realidad –le había dicho-. Y la realidad es que todos algún día te traicionarán.

No era una muchacha que destacara, llevaba una camiseta blanca hasta las pantorrillas como pijama, su figura pequeña y su fragilidad la hacían invisible a ojos de muchos. Y odiaba parecer frágil. Aún derramaba una lágrima ante la impotencia de sentirse pequeña ante el mundo.

–No les des oportunidades, todos te decepcionarán, y yo algún día acabaré por hacerlo –se sinceró él-. Todos y cada uno de los que te rodea acabará por abandonarte, y yo Annie, no seré una excepción, por mucho que te ame.

Él se fue una fría mañana de invierno, la había abandonado. A su pequeña Annie, a su indefensa princesa. Había hecho lo que tanto le había prometido. Abandonada a su suerte, descompuesta en pedazos. Todo lo que tenía (su sonrisa, su voz, sus caricias y besos), se habían marchado con el alba. De eso hacía mucho tiempo.

–No hay lugar para la confianza, porque demasiada confianza da a los demás el poder para hacerte daño.

2 comentarios:

  1. Final claramente sincero y cierto.

    Un besin.

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  2. Pues estoy totalmente de acuerdo con Keiko. Qué final más sincero. La confianza es algo valioso, muy valioso. Lo que tenemos que saber es a quién dársela. Sin embargo, discrepo en eso de que todos alguna vez te traicionarán, no sé, creo que no tiene por qué ser así :) Depende mucho de cómo sea la persona.
    Te sigo desde ya, porque me has dejado con buen sabor de boca al leer esto :)

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